Somam-se os dias e vão é o alento;
volteja ora o Fado, abutre agourento.

Añádense los días y vano es el aliento;
da vueltas el Destino, carroñero de agüero.

Sérgio F. Mendes

Recuerdo perfectamente cuando y donde aprendí el significado israelí de מטומטם (/metumtám/). Fue en el kibbutz Qiryat Anavim (קרית ענבים), al lado de Abú Gosh (אבו גוש, أبو غوش) y de alguna otra cosa mucho más importante en lo personal, como Bet Neqofa (בית נקופה), donde vivían los Vinocur-Andrade, luego de vuelta en Buenos Aires aunque nunca se me hayan ido muy lejos del territorio donde reside la nostalgia del afecto. Por las mismas, y con efecto retroactivo, aprendí alguna otra cosa que ha resultado particularmente relevante para algún compromiso personal (con la verdad histórica, por ejemplo) al que he buscado ser fiel desde entonces: tiempo después me di cuenta de que Bet Neqofa se llamaba, no hacía mucho tiempo atrás, Bayt Naqqúba (بيت نقوبا), hoy transmutado en ‘Ayn Naqquba (عين نقوبا).

Pero volvamos a lo de metumtam.

En el kibbutz, un servidor de ustedes, ya famoso de antes por lo negligente de su coordinación motora (por su torpeza, vaya), fue asignado como voluntario (מתנדב, /mitnadev/) al minimárket (מינימרקט). Friega que te friega (סמרטוט [/smartut/] fue otra palabra estrella de mi aprendizaje kibbútznico), mi distraída coordinación motora me debió de jugar alguna de las suyas y cometí alguna «torpeza». Como andaba, y sigo, corto de vocabulario israelí (las lenguas puramente librescas provocan mucho menos estrés, dónde va a parar) eché mano, a fin de buscar la palabra que mejor me definía en ese momento («¡torpe!»), de lo que tenía entonces a mano: el Diccionario castellano-hebreo/hebreo-castellano del «Doctor» Yeshayahu Austridán (ישעיהו אוסטרידן; mexicano, por cierto), que aún guardo como souvenir de la incompetencia lexicográfica. Don Yeshayahu, a falta de una, daba cuatro posibilidades, perfectamente descontextualizadas, para «torpe»: גס, טיפש, מטומטם o כבד־תנועה (/metumtám/, /tipésh/, /gas/ y /kvad tnuá/). Encomendándome a la vez al rabino Meir y a San Pancracio, ambos muy milagreros, elegí con el mejor método que un bisoño estudiante de hebreo (en tercero para cuarto de licenciatura: los hebraístas disfrutamos, como los arabistas, de una eterna juventud bisoña en esto de aprender el idioma de nuestra especialidad) podía aplicar: al buen tuntún. Y me salió metumtam en la rifa. Logré un cierto efecto comunicativo con mi elección: las dos finlandesas israelizadas que atendían el minimárket se desconyuntaron de risa al oír lo de que yo me definía a mí mismo como metumtam. Si yo fuera más de Móstoles de lo que soy, seguro que habría dicho que se me descojonaban de risa, porque tal cosa correspondía más a la estridencia de las carcajadas que soltaban las hebreo-finlandesas.

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Enric González (añádase esto y esto), ahora corresponsal de El País en Jerusalén, ha abierto blog sobre aquella ciudad y sus aledaños. Razonaba:

En este espacio se habla de Oriente Próximo. De asuntos israelíes y palestinos, principalmente. La idea consiste en abordar un conflicto largo y trágico desde un punto de vista oblicuo y a ras de tierra, sin más tremendismo que el estrictamente necesario y, de ser posible, ni siquiera ese. Se intentará hablar en voz baja. Pero los invitados, por supuesto, pueden gritar cuanto quieran.

En los comentarios de su segunda entrada (apenas), una firma «Moisés» se enfanga en la lírica de la que hablábamos el otro día (apenas):

[Y]o he visto en aquella tierra a árabes palestinos poner a sus hijos delante de ellos para protegerse de balas en enfrentamientos cruzados. […] Aún estoy esperando ver un judío que haga lo mismo, pero sé que no ocurrirá jamás, porque el judío valora la vida mientras que el musulmán valora la muerte y el cielo con decenas de vírgenes que esperan a sus «mártires».

Quede apuntando a beneficio de inventario: como recordatorio de lo delicado de la exégesis de las fuentes históricas (¿serían las crónicas de antaño como simples «Moisés» de hogaño? ¿Cuánto tiempo les hace falta a los «testimonios coetáneos» de los «Moisés» para convertirse en «fuente histórica»?) y como recordatorio de la fértil imaginación de nuestros recuerdos. Son como esos burros de gitanos en los edificios de protección oficial españoles: siempre hay un burro amarrado en una terraza de una vivienda de protección oficial española en los recuerdos de quienes no son gitanos. Yo lo he visto, me dicen, al burro lo habían subido por las escaleras y lo habían ‘aparcado’ en la terraza. Lo ven siempre con sus propios ojos. Como el «Moisés» del comentario: no es que, remedando al poeta, haya visto y haya creído. Es que primero creía; luego ya se preocuparía de ver. Siempre acaban viendo más que yo: soy un miope con más tendencia al pesado inventario que a promover inventos. Aunque nunca se sabe: hay que andarse con ojo. Con uno mismo, sobre todo.

(más…)

Y para que se entendiesen […] y se descubriesen los afectos internos de amor y benevolencia, le dio la voz articulada, blanda y suave, con que explicase sus conceptos; la risa, que mostrase su agrado; las lágrimas, su misericordia; las manos, su fe y liberalidad; y la rodilla, su obediencia: todas señales de un animal civil, benigno y pacífico.

Ut sese mutuo intelligeret atque internos amoris & benevolentiae affectus invicem possent prodere, largita est homini Natura vocem articulatam, blandam, & suavem, qua animi sui lenta expromeret; risum, quo comitatem suam; lacrymas, quibus suam commiserationem; manus, quibus fidem suam, & liberalitatem; genua, quibus obedientia sua testaretur : quae omnia signa sunt animalis civilis, benigni, & pacifici.

Diego Saavedra Fajardo, Idea de un príncipe político cristiano representado en cien empresas («Idea principis christiano-politici Symbolis CI. Expressa»), 1640, empresa lxxiv.

À minha velha casa
eu regresso à procura
das origens da ternura,
onde o meu ser perdura.

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Si por alguna circunstancia improbable tuviera que volver a París inopinadamente, tendría – después de algunos años de afanes – al menos dos refugios donde recalar. Tiene su gracia que ambos tengan que ver con las lenguas, ese basso continuo de este blog y de su taquillero. El primero sería el Croccante («piccolo ristorante italiano»), 138, rue de Vaugirard, junto al metro de Falguière, el hogar de los que queremos a Massimo y Deborah (junto a los que conviene no olvidar a Stefano/Estêvão, ejemplo notable de mezcolanza genealógica, hijo de portugués y de italiana y criado en París). De momento, solo le he encontrado a Massimo dos defectos: que sea palermitano y sus cannoli, buenísimos, pero no a la altura de mi nostalgia (dicen que a falta de poder ir a Palermo – o a Catania – hay un cierto remedio al Sehnsucht de cannoli si uno va a Roma, a cierta pastelería cerca de la Plaza de Bolonia, por ejemplo. Guárdenme el secreto por si alguna vez se decidieran a ir). El segundo defecto, si se empeña, es remediable.

(más…)

ת»ר אבן טוען היתה בירושלים. כל מי שאבדה לו אבידה, נפנה לשם וכל מי שמוצא אבידה נפנה לשם. זה עומד ומכריז וזה עומד ונותן סימנין ונוטלה. וזו היא ששנינו: צאו וראו אם נמחת אבן הטוען.

Enseñaban nuestros sabios: Había una piedra de toque en Jerusalén. A todo el que algo se le perdía, allí se dirigía y todo el que algo encontraba, allí se dirigía. El uno pregonaba y el otro iba y daba las señas y se lo entregaba. Esto enseñaron: salid y ved si está cubierta la piedra de toque.

Talmud de Babilonia, tratado Bava Mesi’á, folio 28, lado verso.

Côté pro-palestinien (mais non pro-Hamas), on peut signaler parmi des dizaines de publication le rapport de la FIDH qui revient sur le message central du rapport Goldstone qui, on le rappelle, invite principalement les deux parties à enquêter sérieusement sur d’éventuels crimes de guerre, et donc à rompre avec une culture de l’impunité.

Côté pro-israélien, on s’arrêtera sur les statistiques de the Israel project, très détaillées, trop détaillées puisque l’énumération (nombre de roquettes, temps de réaction en Israël, nombre de fleurs exportées de Gaza en décembre…) fait apparaître cruellement une béance: l’absence du nombre de victimes palestiniennes.

Del lado propalestino (que no pro-Hamás), puede señalarse entre las docenas de publicaciones el informe de la Federación Internacional de Derechos Humanos que retoma la conclusión principal del informe Goldstone que, según se sabe, emitía como sugerencia principal a las partes que llevaran a cabo investigaciones serias sobre posibles crímenes de guerra, de forma que se pudiera romper con la cultura de la impunidad.

Del lado proisraelí, convendrá detenerse en las estadísticas de The Israel Project, muy detalladas, incluso demasiado detalladas, porque la enumeración (número de proyectiles, tiempo de respuesta de Israel, número de flores exportadas de Gaza en diciembre…) deja pendiente una ausencia clamorosa: la falta del número de víctimas palestinas.

Gilles Paris, «Gaza un an après, mémoires sélectives et concurrentes» (‘Gaza, un año después: memorias selectivas y contrarias’), del blog Guerre ou paix: Décryptage des relations israélo-palestiniennes, 21 de diciembre de 2009.

No se me extrañen: habrá que poner los medios, que empiezan por no negarse a hacerse las preguntas, para localizar la clave para encontrar lo que se busca.

[En la misma serie.]

«Inglorious basterds (Metafora insignia III)», foto de sydnzm, 4 de marzo de 2009.

«Inglorious basterds (Metafora insignia III)», foto de sydnzm, 4 de marzo de 2009.

Vamos al grano. La ponencia de Netanyahu en la ONU fue «excelente» para tratar dos cuestiones coyunturales como la negación del Holocausto por parte de Irán y la carrera nuclear de ese mismo país. No me topé aún con nadie, en persona, que me dijera que no estaba «100% de acuerdo» con lo manifestado por el primer ministro israelí.

Con documentación «irrefutable» -¿hacía falta mostrar papeles y copias de planos?- intentó demostrar infantilmente que el Holocausto existió. Como si esos papeles en manos de un sionista, diría un detractor, tuvieran algún valor. Podrían ser copias de la lista de compras de su esposa, diría otro personaje.

¿No es suficiente con el testimonio ya conocido hasta ahora de que el Holocausto existió? Acá no se trata de Dios, Cristo o Mahoma. ¿El santo sudario indica que Jesús existió? No. Pero los evangelios sí.

Bueno, las cámaras de gas no están de escenografía en Polonia y mi abuela no fraguó documentos de la Cruz Roja. Y los nazis no gastaron millones de marcos en documentar su «gran obra». Todo se puede ver por Youtube, menos los documentos de la viejita. […]

Netanyahu evitó hablar, no más que en retórica, de la paz con los palestinos, a los que englobó en un panarabismo que ya no existe. Acá se trata de comenzar a negociar de una vez por todas, de ir a fondo, violando incluso los tiempos, para lograr la paz con el pueblo palestino.

Aunque suene soberbio, hay que ayudarlos a crecer como pueblo, como vecinos. No amarlos, nadie ama a un vecino a menos que tenga un culo bárbaro (entiéndase en mi caso una vecina) y los palestinos no aman a los israelíes tampoco ni tienen por qué hacerlo. No hay que pedir eso. Pero ambos pueblos tienen que madurar juntos, es el único camino para evitar más dolor. […]

[…] Netanyahu es humano y político (qué combinación) y prefirió recordar a sus parientes asesinados por los nazis que a los soldados muertos en las últimas acciones militares de Israel en el Líbano y Gaza. Y ni hablar de las víctimas palestinas.

Si Israel hiciera la paz con los palestinos, ¿qué razón de ser tendría Hezbollah? Ah, que ellos quieren todo el territorio porque bla bla bla… Bueno, que ataquen que Israel se las devolverá. Un clásico.

Pero el error esta vez será de ellos porque aquel que acepta por esposa a la sangre para amarla y respetarla, en la salud y la enfermedad, en la pobreza y en la riqueza, es cónyuge de la muerte, lo que en algún punto justifica su existencia sólo si palma inmolado y cargándose a los que pueda.

Desde hace 61 años, Israel es un país libre y democráticos. Con errores como todos. Pero desde hace 42, ocupa territorios. Y eso se paga con odio y resentimiento.

Aplaudamos mirando hacia la paz y no a la guerra. Por una vez aplaudamos un alba y no una puesta de sol. El atardercer es también un «se nos viene la noche» aunque sea más marketinero.

Estoy criando hijos en Israel. Quisiera que en 18 años el servicio militar no sea obligatorio. Quiero que sean lo que tengan que ser menos una tumba con honores castrenses.

Quiero que el héroe sea el que salva a un gato del arbol, no el que tiene signado defender al país y no puede descubrir la vacuna contra el trabajo porque el enemigo acecha y hay que pelear, matar o morir.

Basta de vericuetos bíblicos. Tengo esperanza. El día que la pierda armo la bomba atómica en el living. Total está en Youtube.

Mariano Man, «Viendo a Bibi (perdón Biondi», Desde Tel Aviv, un testimonio único, 26 de septiembre de 2009 (die septima).

[En la misma serie.]

As I write this, I still have 10 days until the end of my reserve service in the West Bank. It is my first service in the Palestinian territories in nine years. Until then I was a platoon commander in an infantry unit, and served on a regular basis in the West Bank and on Gaza strip, both during mandatory duty and on reserve. Seven years ago I decided I will not take part in the occupation anymore, and refused to enlist to my yearly service. I was sentenced to 28 days in army prison no. 6, and later removed from my commanding post. When the next call came, I was transferred to a civil defense unit (again, as platoon commander), which usually doesn’t carry out such missions. But lately the army changed its policy, and my unit was called for a 26 days service in the Jordan Vally area. Not “hardcore occupation” like the things I used to do in Hebron or Ramallah, but still, inside the West Bank.

«Soldaten spielen Karten Skat», foto de Drakegoodman, 13 de junio de 2009.

«Soldaten spielen Karten Skat», foto de Drakegoodman, 13 de junio de 2009.

En el momento de escribir esto aún me quedan diez días de reservista en Cisjordania. Hacía nueve años que no estaba destinado en los Territorios Palestinos. Hasta entonces estuve al mando de un pelotón en una unidad de infantería, y estuve destinado habitualmente en Cisjordania y la Franja de Gaza, tanto durante el tiempo de mi servicio obligatorio como en funciones de reservista. Hace siete años decidí que no iba a participar nunca más en la Ocupación y me negué a alistarme para mi servicio anual. Me condenaron a 28 días en la prisión militar n.º 6 y me relevaron del mando. A la siguiente convocatoria, me trasladaron a una unidad de protección civil (nuevamente al mando de un pelotón), a la que habitualmente no se le encargan ese tipo de misiones. Pero el Ejército ha cambiado últimamente de política y han destinado a mi unidad a un periodo de 26 días de servicio en la zona del Valle del Jordán. Nada de «ocupación dura», como lo que hacía en Hebrón o en Ramalá pero, eso sí, dentro de Cisjordania.

What do I do here? That’s what I’ve been asking myself in the last two weeks. I don’t think I have the best answers yet, but I will try to share some of my thoughts on the matter here.

My first conclusion is that I just got weak. Nine years ago, after serving in South Mount Hebron, I understood there are no more excuses for taking part in what’s going on there. I explained this to my commanding officers, and when they insisted on calling me to serve, I was willing to do what I though was right. Military prison itself wasn’t that bad, but the whole process was emotionally demanding in a way that none-Israelis might find hard to understand. Explaining my actions to the people I worked with and to my family – repeating the same arguments over and over again – was extremely exhausting. Then, when an officer in my unit was killed in Jenin, confronting the rest of my friends in the army became almost impossible. The truth is I just didn’t want to go through all of this again.

¿Qué hago aquí? Eso es lo que llevo preguntándome desde hace dos semanas. No me parece que haya logrado aún tener las respuestas que convienen, pero trataré a continuación de compartir algunas de mis reflexiones sobre el asunto.

Mi primera conclusión es que, sin más, me he vuelto débil. Hace nueve años, cuando me destinaban a la zona sur del Monte Hebrón, entendí que ya no cabían excusas para seguir tomando parte en lo que allí ocurría. Les expliqué esto a mis superiores al mando y, al insistir en convocarme para el servicio, estaba dispuesto a hacer lo que creía que había que hacer. La prisión militar como tal no fue tan mala pero todo por lo que pasé me exigió enormemente desde un punto de vista emocional, de una manera que los que no sean israelíes encontrarán difícil de entender. Explicarles lo que estaba haciendo a mis compañeros de trabajo y a mi familia (repitiendo los mismos argumentos una y otra vez) resultó tremendamente agotador. Después, cuando mataron a un oficial de mi unidad en Yenín, dar la cara con mis amigos del ejército resultó casi imposible. La verdad es que no quería volver a pasar por todo eso.

I can give here some other excuses against refusing: for example, that since my unit would have gone there anyway, it’s best that I will do the Job, since I might be more sensitive to the Palestinians. But I never liked this kind of rationalization. I believe that the way people behave on uniform has more to do with their character than with their political affiliation. I’ve seen right wing guys who were decent and polite with the Palestinians and so called leftists who were cruel and indifferent. The problem is not with the soldiers themselves, but with the whole situation.

I can argue that refusing doesn’t carry the same political impact as it used to have. Nobody cares much what the diminished left does or say, and there are enough people willing to do the job. Dov Weisglass, PM Ariel Sharon’s consultant, once said Sharon initiated the withdrawal from Gaza because of the Geneva Accord and the refuzniks movement. Such momentum doesn’t exist now. On the other hand, do we choose to engage in political action just because we have a chance to succeed, or because it is the moral thing to do?

«Tsahal girls», foto de Robbie Stapleton, 5 de agosto de 2007.

«Tsahal girls», foto de Robbie Stapleton, 5 de agosto de 2007.

Puedo dar alguna otra excusa contra el rechazo a servir en el Ejército: por ejemplo, ya que a mi unidad la iban a destinar allí de todas maneras, mejor que me encargara yo mismo del trabajo, ya que tal vez fuera más sensible respecto de los palestinos. Pero nunca me ha gustado este tipo de racionalización. Creo que la forma en que la gente se comporta al llevar un uniforme tiene más que ver con su carácter que con su adscripción política. He visto a tipos de derechas que se mostraban decentes y corteses con los palestinos y a tipos de izquierdas que eran crueles e indiferentes. Lo problemático no son los soldados sino toda la situación.

Estoy dispuesto a afirmar que el rechazo a servir en el ejército no comporta el mismo impacto que antes. A nadie le importa lo que una izquierda capitidisminuida hace o dice, y hay gente de sobra dispuesta a servir. Dov Weisglass, que fue consejero del Primer Ministro Ariel Sharon, dijo una vez que Sharon inició la retirada de Gaza a consecuencia de los Acuerdos de Ginebra y el movimiento de rechazo a alistarse (refuznikim). Tal efervescencia ya no se da. Por otra parte, ¿elegimos comprometernos en la acción política solo porque tenemos alguna oportunidad de tener éxito o porque es lo que moralmente hemos de hacer?

I don’t oppose the army service as a rule, though I am aware of the problematic role the IDF plays in the Israeli society. I like the people I serve with, and I think the service, like paying taxes, is just something you do as a citizen here. I don’t like the idea that someone else will do this for me. The fact that I feel extremely alienated with the current political leadership in Israel – to degree I don’t consider myself a patriot, and I don’t even like the sound of this word anymore – doesn’t change much.

As I said, what I do now is not “hardcore occupation”. We are on the edge of the Palestinian territory, in a very quiet area. Up until the last minute, I was hoping I would be stationed on the Jordanian border and wouldn’t have to deal with the Palestinians myself, but they ended up sending a different company there. No easy way out this time.

So here I am, in the West Bank. Again. It’s been 16 years since my first visit in uniform to the Palestinian territories. Ironically, on the same week I got there, in the summer of 1993, the Oslo accord was signed. We were 18 years old, and we thought the end of the conflict was coming. Some guys on my unit were actually sorry that they wouldn’t get a piece of the action. Well, we certainly got our share since. I’ve been to Nablus, Ramallah, Bethlehem, Hebron, Gaza and some places in between. I took part in the evacuation of Hebron and a few years later, refused to re-enter the West Bank, I protested and even sat in prison, and now I am back at the starting point, patrolling and doing checkpoints as if nothing ever happened. It’s a strange feeling. (…)

No me opongo al servicio militar por principio, aunque sea consciente del papel problemático que juegan las Fuerzas de Defensa de Israel en la sociedad israelí. Me cae bien la gente con la que estoy destinado y creo que el servicio activo, igual que pagar impuestos, es solo una obligación que comporta ser ciudadano de este país. No me gusta la idea de que haya otro que lo haga por mí. Que yo me sienta profundamente ajeno a los actuales dirigentes políticos de Israel (hasta el punto de no considerarme patriota, ni siquiera de que me guste ya cómo suena la palabra) no cambia mucho.

Como ya digo, lo que estoy haciendo no es «ocupación dura». Estamos en el borde del territorio palestino, en una zona muy tranquila. Hasta el último momento tuve la esperanza de que me acuartelaran en la frontera con Jordania y que no tuviera que tratar directamente con los palestinos, pero al final mandaron a otra compañía. Me quedé sin la solución fácil.

Así que aquí estoy, en Cisjordania. Otra vez. Hace dieciséis años de mi primera visita de uniforme a los Territorios Palestinos. Resulta irónico que, la misma semana en que yo llegué entonces aquí, en el verano de 1993, se firmaron los Acuerdos de Oslo. Teníamos dieciocho años y creíamos que el final del conflicto estaba cerca. De hecho, a algunos miembros de mi unidad no les gustaba la idea de que se fueran a perder algo de acción. En fin: hemos tenido de sobra desde entonces. He estado en Nablús, Ramalá, Belén, Hebrón, Gaza y algunos otros sitios entre medias. Participé de la evacuación de Hebrón y, unos años después, negándome a volver a entrar en Cisjordania, protesté e incluso fui a la cárcel, y ahora estoy donde empecé, de patrulla y haciendo controles como si no hubiera pasado nada. Como para sentirse raro. […]

Noam Sheizaf, «Back in the West Bank (part I)» («De vuelta en Cisjordania (1ª parte)»), Promised Land, 10 de agosto de 2009.

(Segunda y tercera partes aquí y aquí.)

Banda sonora: «Jewish revolutionaries», del disco Filmworks XX: Sholem Aleichem de John Zorn (2008).

[En la misma serie.]

Pues no recuerdo ahora mismo con qué mapas dan el tiempo en las televisiones israelíes o palestinas: me supongo que con el de siempre (versión neohebrea, versión arábiga).

Ahora, algo más me conozco cómo dan el tiempo los mapas mediáticos de esta península mía extremo-meditérranea. Cataluña, si no recuerdo mal, llega a Fraga pero no a Zaragoza; Valencia (en sentido laxo) abarca Elche y Castellón pero no Cuenca, Cartagena o Calaceite (un suponer). Sin embargo, Madrid llega hasta lo menos León (si no más ya) en dirección al norte; hasta Albacete (poco faltará para Gandía) en dirección sur, sureste. No recuerdo Andalucía pero diría que no se inmiscuye en el Algarve ni más allá de Chafarinas (aunque las teles marroquíes, si no voy errado – que puede que sí – si se lancen a la fantasía territorial de las Canarias, Ceuta, Melilla, Perejil/Layla/Maadnús y, a poco que uno lo mire con objetividad, de la Acequia Roja y el Río de Oro).

En fin: nacionalismo banal, el hijueputa siempre es el otro, la viga de cemento armado en el ojo propio siempre más ligera y grácil que la reprensible pajilla en el ojo ajeno, etc. Nada que vaya a alterar el ánimo más que habituado, «de Algeciras a Estambul», ya se sabe, que cantaba Serrat.

Una forma clásica de ponerse el mundo por montera es dibujar, colocar o exhibir un mapa. Gran impostura, los mapamundis europeos colocan al Viejo Continente en el centro del globo; los australianos ponen a los mares del sur en el foco. Nosotros, lo único importante, que decía el Fraga de camisa azul.

Cuán diferente actitud respecto a la de los miniaturistas de los primeros cartulanos, que acompañaban el descubrimiento y exploración de nuevos mundos. Aquellos predecesores pugnaban por abarcar lo nuevo. Sus sucesores hicieron de la cartografía coartada nacional. Hasta el paroxismo identitario, que aprovecha incluso el granizo para construir la nación.

A los añejos mapas de España prescindiendo de Portugal de la era del caudillo le sucedieron otros en que la lluvia se detenía en los confines políticos de la autonomía.

La impostura oportunista del nacionalismo periférico, gemelo del casticista, prescindía alegremente del interés viajero de su clientela y sus necesidades de preparar paraguas o sombrero. Importaba el tiempo en Mondragón, para nada en París, aunque esta ciudad fuera más frecuentada por los vascos que el caserío vecino.

La ETB del nuevo lehendakari de la Euskadi en vías de mayor normalización ha corregido ya ese dislate. Ofrece mapas meteorológicos con menos frontera política y más área de influencia calculada por la afluencia turística. Parece predicar que si el País Vasco es importante y atractivo no lo será por el protocolo cartulano, sino porque la ciudadanía vasca sea atractiva e importante.

Sufridos habitantes de otras autonomías, como la catalana, agradecerían la importación de ese modelo, que evita confundir la patria con el chubasquero: tanto mapa en TV-3 con Maó y Alacant y Andorra para consumo de ensoñadores. Cuán poca previsión del tiempo futuro en Sevilla, destino más frecuente para el barcelonés medio que Borriana.

Lo que vale para catalanes también vale para madrileños clientes de Telemadrid, ridículamente sobreinformados de los avatares climáticos en su Comunidad y lejanos, al escurialense modo, a los del ancho mundo. Usuarios, no patriotas.

«Usuarios, no patriotas», El País, 1 de julio de 2009.

Mapa del tiempo en El País (vía Quim Roig, vía Miquel Boronat previamente):

Tiempo nacional

[En la misma serie.]

Gira la ciudadApud Latinos Interpretes, Civitas plerumque idem est, quod Romano sermone vrbs dicitur: continet autem vrbs muros & aedificia, proprie vero ciuitas ciues: sed vtcunque sit, praeter pauca loca ciuitas in sacris, & aedificia & ciues complectitur. Prioris significationis multa sunt exempla. Vt, Cain aedificauit ciuitatem. Et Ninus aedificauit Niniuen & plateas ciuitatis. &, Cale, haec est ciuitas magna. Posterioris vero illa. Zebul enim princeps ciuitatis. Et principes triginta ciuitatum. Ciuitas frequens felicitatem significat. Vt, Plateae ciuitatis complebuntur pueris & infantibus. Ciuitas supra montem posita, Apostolos & discipulos suos Euangelij praecones & testes, dixit Christus. Ciuis est, qui ciuitatis legibus, moribus & ornamentis, atque commoditatibus vtitur. vt, Anima, quae per superbiam aliquid commiserit, siue ciuis ille fuerit, siue peregrinus. & , Ne quaeras vltionem, nec memor eris iniuriae ciuium tuorum. &, Non estis hospites & aduenae: sed estis ciues sanctorum, & domestici Dei.

El bar del clubEntre los traductores latinos, ciuitas es generalmente lo mismo que en la lengua de Roma se denomina urbs. Ahora bien, la urbs está formada por murallas y edificios: en cambio, la ciuitas propiamente dicha está formada por ciudadanos. Pero sea como fuere, a excepción de unos pocos pasajes, en los libros sagrados la ciudad abarca tanto a los edificios como a los ciudadanos. Del primer significado hay muchos ejemplos: Caín edificó una ciudad. Y, Nino edificó Nínive y las plazas de la ciudad. Y, Cale, esta es la ciudad grande. Y del segundo significado, esto se dice: Porque Zebul era gobernador de la ciudad. Y, Eran príncipes de treinta ciudades. Una ciudad concurrida representa la felicidad. Así: Las calles de la ciudad se llenarán de jóvenes y de niños. Ciudad emplazada sobre un monte llamó Cristo a los apóstoles y discípulos suyos, pregoneros y testigos del Evangelio. El ciudadano es aquel que se sirve de las leyes, las costumbres, los adornos y las ventajas de una ciudad. Así: El alma que pecare por soberbia, sea él ciudadano o extranjero. Y, No busques la venganza, ni te acordarás de la injuria de tus conciudadanos. Y, No sois huéspedes ni extranjeros, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios.

Benito Arias Montano, Libro de José o sobre el lenguaje arcano («De arcano sermone»): Luis Gómez Canseco (coordinación y estudios), Fernando Navvaro Antolín (coordinación y traducción), Baldomero Macías Rosendo (traducción y estudios), Violeta Romero Barranco (índices), Huelva, Servicio de Publicaciones de la Universidad, 2006, pág. 322 (traducción) y  504 (reproducción fotostática; 96 del original).

From Yad Vashem to Deir Yassin

«Gira la ciudad», foto de Gonzalo_ar, 1 de mayo de 2007; «El Bar del Club», foto de silkegb, 8 de agosto de 2008; «View from Yad Vashem looking out to Deir Yassin», foto de Joff Williams, 16 de noviembre de 2008.

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Luego se estableció el Estado de Israel, y en todo pasaporte que emitía a sus ciudadanos el joven Estado estaba impresa, durante los primeros años de independencia de Israel, la leyenda: «Este pasaporte es válido para todos los países, excepto Alemania». No «excepto para los países que se encuentra en guerra con Israel» (todos los países de la Liga Árabe estaban por entonces en guerra con Israel), ni «excepto para los países que no reconocen a Israel ni mantienen con él relaciones diplomáticas» (y así ocurría en aquella época con casi todos los países musulmanes, gran número de países del Tercer Mundo, quizá con cerca de la mitad de los miembros de la ONU, pese a que en aquellos años Israel no era un «país ocupante» ni gobernaba los territorios palestinos).
No. La leyenda de todo pasaporte prescribía, exclusivamente, «excepto Alemania».

*

En cuarto de primaria nos explicó el Sr. Rafael Avissar, nuestro profesor, lo que la Inquisición cristiana les había hecho a los judíos en la Edad Media, y como en 1492 fueron expulsados todos los judíos de España. Los judíos, por su parte, según lo que nos contó el Sr. Avissar, habían impuesto una excomunión total a España: juraron no retornar nunca a ella. En consecuencia, no volvimos a pisarla Iberia durante cientos de años. Tan solo después de unos cuatrocientos cincuenta años de la expulsión de España entraron unos pocos judíos, no porque se hubiera levantado la excomunión, sino porque no tenían otro lugar donde escapar de la maquinaria asesina de la Alemania nazi.
Yo, niño patriota como era, me dije a mí mismo: «Si España sufrió cientos de años de excomunión, Alemania también merece que la excomulguemos para siempre.» Decidí que nunca jamás pondría un pie en Alemania. Y que no compraría un solo producto alemán. Nunca. Bueno, salvo quizás libros traducidos del alemán, porque excomulgar a los libros sería como parecerse un poco a ellos, ¿verdad?

Amos Oz, על מדרונות הר געש: שלוש מסות (En las laderas de un volcán: tres ensayos), Jerusalén, Keter, 2006, págs. 9 y 10.

[En la misma serie.]

Darkon horizontal

«דרכון ברל 2.jpg», foto de davewavehm, 27 de mayo de 2008.

Actualización: He corregido algo la ortografía y un lapsus de traducción.

Es falso. No hay victimismo en reconocer quién es el depredador y quién el depredado. Galeano tampoco ha pretendido nunca convertir a los depredados en héroes.

Javier Ortiz, «La vena inspirada de Galeano», Público, 23 de abril de 2009.

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Quizá la cosa vaya por ahí. O, al menos, tenga que empezar por ahí…

«Segnaletica», foto de Scropy, 24 de noviembre de 2006.

[En la misma serie.]

Para N. A. Jalil, desde este lado del espejo, quien me enseñó lo poco que sé de la heterogeneidad de los moriscos y que me dio las pruebas de que humanidad no hay más que una y silencios, muchos, tanto ahora como en el siglo xvi o en la Edad Media.

Les pirateries de Barbarossa i de Dragut, que mortificaven el litoral valencià, tenien en ells un cap de pont evident. Era llur reacció davant les violències de què eren víctimes -o temien d’ésser-ne. Els moriscos seran, potser sense ells voler-ho, la causa principal del naufragi d’aquella societat.

[«El corso de Barbarrosa y Dragut, que mortificaban el litoral valenciano, tenía en ellos {los moriscos} una cabeza de puente evidente. Así reaccionaban a las violencias de que eran -o temían ser- víctimas. Los moriscos serían, tal vez sin quererlo, la causa principal del naufragio de aquella sociedad.»]

Les aljames continuaven acatant la rectoria moral i religiosa dels alfaquins, celebraven les cerimònies alcoràniques, i duien llur documentació en «algaravia». Si sempre -vull dir, d’ençà de la Conquista- els moros valencians havien conservat llur condició de comunitat distinta, ara, perseguits, se sentiren més a part i aïllats: els lligams morals que els unien ells amb ells van enfortir-se. L’acarament de tots dos pobles, moros i cristians, es convertia en una incompatibilitat insoluble.

[«Las aljamas seguían acatando la dirección moral y religiosa de los alfaquíes, celebraban las ceremonias coránicas y llevaban la documentación en «algarabía«. Si los moros valencianos habían conservado siempre -quiero decir, a partir de la Conquista- su condición de comunidad distinta, ahora, perseguidos, se sintieron más separados y aislados: los lazos morales que los unían entre ellos se reforzaron. El enfrentamiento de ambos pueblos, moros y cristianos, se convertía en una incompatibilidad insoluble».]

Historiadors, polítics i desenfeinats de tota mena han discutit apassionadament, durant els darrers cent cinquanta anys, a propòsit de l’expulsió. Hi ha hagut dicteris esgarrifosos i lloances efusives. Per als uns, allò fou un acte de vandalisme religiós, propi de la rígida intolerància que caracteritzà l’Espanya dels Àustries; fou, de més a més, un error econòmic lamentabilíssim, una causa més, però no insignificant, de la decadència d’aquella Monarquia. Per als altres, en canvi, fou un gest de virtuosa severitat, que, si entranyava afliccions materials, responia a ideals sublims i etcètera. La polèmica, per a mi, no té gaire sentit, i menys en aquests termes. Mirades les coses sincerament, no hi ha dubte que, des del nostre angle -de valencians actuals-, l’expulsió fou una sort. Algun erudit ha comparat la situació valenciana del XVI amb la de l’Algèria del 1961: comparança prou exacta, sí. Els moriscos eren un poble colonial a la pròpia terra -al capdavall, ells eren uns «valencians» més «antics» que els altres-, i els cristians eren una mena de pieds-noirs sobrevinguts i explotadors.

[«Historiadores, políticos y ociosos de toda laya han discutido apasionadamente durante los últimos cincuenta años a propósito de la expulsión. Se han emitido espantosos denuestos y alabanzas efusivas. Para unos, fue un acto de vandalismo religioso, propio de la rígida intolerancia que caracterizó la España de los Austrias; fue, además, un error económico lamentabílisimo, una causa adicional, aunque no insignificante, de la decadencia de aquella Monarquía. Para otros, en cambio, fue un gesto de virtuosa severidad que, si entrañaba aflicciones materiales, respondía a ideales sublimes y etcétera. La polémica, para mí, no tiene mucho sentido y menos en estos términos. Viendo las cosas con sinceridad, no cabe duda de que, desde nuestro punto de vista -de valencianos actuales- la expulsión fue una suerte. Algún erudito ha comparado la situación valenciana del xvi con la de la Argelia de 1961: comparación sobradamente exacta, sí. Los moriscos era un pueblo colonial en su propia tierra -al fin y al cabo, eran unos «valencianos» más «antiguos» que los otros-, y los cristianos eran una especie de pieds-noirs sobrevenidos y explotadores.»]

Joan Fuster (1922-1992), patriarca y profeta del nacionalismo pancatalanista de izquierdas, con especial relevancia en el País Valenciano; Nosaltres, els valencians [«Nosotros, los valencianos»], Barcelona, Edicions 62, 1996, decimosexta edición (primera edición de 1962), págs. 34, 36 y 38.

Hay mucho que pensar en todas estas mescolanzas de lenguas, religiones y razas y en estas amalgamas de, por ejemplo, el velo de las mujeres y el automóvil o el fonógrafo. Por mucho que nos entristezca la lectura de las relaciones de expulsión de los moriscos de España, hay que pensar que, una vez hecho, ha sido la medida política más sabia del mundo. Dice Jaime [Oliver Asín] bromeando en las líneas que me dedica, y que le agradezco en lo que valen, que «no se me ocurra musulmanizarme». No hay cuidado. Hay mucho de verdad en lo que V. me ha dicho siempre de la desilusión que se sufre al venir a Oriente. Por bajo de la cáscara brillante y exótica, no hay más que fanatismo y una sociedad absurda donde no hay mujeres, donde un hijo no habla ni se trata con su madre. La religión vulgar -¡no la de los grandes teólogos, claro!- es algo estrambótico. La oración en común parece una clase de gimnasia sueca, y es un espectáculo desagradable ver a todo el mundo descalzarse a la puerta de las mezquitas y andar siempre con las patas al aire y con las chancletas al retortero. ¡Qué alegría la de sentirse cristiano! Cuando en la iglesia de los franciscanos de aquí, que es inmensa y estaba llena de europeos, resonó en la Misa del Gallo el Alleluia, crea V. que sentí una de las mayores emociones de mi vida.

Desde El Cairo, 27 de diciembre de 1927.

¡Pero en fin llegué! Los franciscanos, para los que traía recomendaciones, no me pudieron hospedar, por falta de sitio. He visitado el Santo Sepulcro, Getsemaní, la tumba de la Virgen, la Vía Dolorosa, etc., etc. y ayer en auto con un franciscano, dos señoras chilenas y un francés Jericó, el Jordán y el Mar Muerto. ¡Qué visitas tan emocionantes, y al mismo tiempo tan dolorosas por ver cómo está esto dividido entre las sectas! Hoy es posible que vaya a Belén y los días que siguen asistiré a los oficios y Vía Crucis en los mismos lugares en los que se verificó la Pasión del Señor. Jerusalén es maravilloso, con sus callecitas en cuesta y abovedadas. ¡Lástima que haya tanto judío!

Desde Jerusalén, miércoles santo, 4 de abril de 1928.

Emilio García Gómez (1905-1995), patriarca y caudillo del arabismo español en la segunda mitad del siglo xx; Viaje a Egipto, Palestina y Siria (1927-1928). Cartas a Don Miguel Asín Palacios, Madrid, Real Academia de la Historia, 2008, págs. 47 y 78

Mi señor suegro, Dios te honre. He recibido tu distinguida carta, la primera y la segunda, y la he entendido, señor mío. En cuanto a lo que dices de si quiero armas, pues hoy más que nunca. Y ya que vuestra señoría se propone marchar, Dios te decrete salud y te devuelva a tu casa con bien. Vuestra señoría haga lo posible porque se me dé armamento completo, es decir, espada, daga y pedreñal, y si puede ser armamento defensivo, que es coraza o lo que se le parezca, bien, y si no, las tres cosas, y si no, espada y daga; en cuanto al precio, por el armamento completo darás hasta cien libras, y por espada y daga, hasta cincuenta libras, y si el asunto está cerca de acuerdo por diez o veinte, si son, manténte en el principio. En cuanto al asunto del dinero que me mandas a decir que te envíe, mi señor, es divisa que nosotros debemos pagar a la gente: en ello nos va el honor, y no puedo dar nada porque en estos días acierto a estar desprovisto de dinero. Señor mío, procure su señoría recabar licencia de armas, y si Dios provee quien lleve el buen envío de una manera u otra, en paz, y si no, envía un correo expreso en el que se esté (el envío) y cuánto se debe pagar por él, e inmediatamente te lo enviaré o te lo pondré en el Banco de Valencia [>ṭblh<, i.e. la «Taula de Canvis» de Valencia; nota de JdPP], y te enviaré cédula notificatoria para que expliques que a costa mía es toda la cosa. Y, aunque en ella hay puerta abierta para eso, que te he dejado cuánto darás, haga su señoría lo que crea ser conveniente, que yo defenderé todo lo que hagas en mi nombre en el asunto del armamento: ten esta carta como recordatorio. Tengo entendido que el rey ha hecho merced del asunto del armamento al secretario Franqueza. Allí estarás: llévate lo que puedas.

El portador de esta te lleva un frasco de miel de caña y un piloncillo de azúcar para que los lleves para el camino: recíbelos de buena gracia, y que Dios te dé buen viaje y te devuelva a casa con bien, como deseas. Nada queda sino saludaros a todos con la paz, la misericordia y bendición de Dios.

Benirredrá, 19 de febrero del año 1595.

Mendoza no está aquí, y me han dicho que aún no está el algodón teñido; cuando esté, lo enviaré, si Dios quiere.

Hasta que lo mandes, tu servidor, Luis Alġāzī

Carta del morisco valenciano L. Algazí a su suegro, en viaje camino de Valencia, escrita en árabe andalusí. Editada y traducida en Federico Corriente Córdoba, «Árabe andalusí», en Federico  Corriente y Ángeles Vicente, Manual de dialectología árabe, Zaragoza, Instituto de Estudios Islámicos y del Oriente Próximo, 2008, edición y transcripción del texto árabe en págs. 373-375 y traducción al español en págs. 375 y 376.

¿Dos moriscas del siglo xx?

¿Dos moriscas del siglo xx?

¿Cómo podemos dar voz a aquello que ha sido silenciado sin hundirlo aún más en su silencio, sin tapar su posibilidad con nuestra construcción? Cuando se dice que la represión y el necesario consenso explican el silencio subalterno de la Posguerra y la Transición española (más aún cuando se añaden florilegios como «madurez» o «coherencia», al hablar de cómo el silencio de las víctimas ayudó a la culminación óptima de los procesos sociopolíticos) no se está haciendo otra cosa que representar al subalterno. En este caso, la escritura de Ángel Piedras es reveladora en un doble sentido y también en un doble sentido pone en jaque estas teorías:

1) Ángel Piedras es un subalterno que vuelve al mundo de los vivos, desde la muerte, pues ve conmutada una condena capital que duró 101 días, en los que esperó ser asesinado cada amanecer, y desde el silencio al que estaban condenados sus escritos. Y revela que hay una parte de lo subalterno que se niega a ser representada y que no se encuentra de acuerdo con la construcción de una «reconciliación» que ha de labrarse a costa del silencio de la parte más dañada y menos desagraviada de esta historia (no hace falta recordar que las víctimas franquistas tuvieron cuarenta años de desagravio público y privado, social, político y económico).

2) Ángel Piedras, vuelto del mundo de los muertos, pone de manifiesto a su vez que hablar de «subalterno» como algo homogéneo es también una forma grosera de representación. El subalterno no es un todo uniforme sino un magma lleno de fracturas, a menudo irreconciliables.

Pedro Piedras Monroy, «La lista de Ángel Piedras: memoria de la Guerra Civil y subalternidad», Revista da Faculdade de Ciências Sociais e Humanas (Lisboa), nº. 18 (2006), págs. 143-161, extraído de la pág. 156.

Ángel Piedras (1910-1997) fue vecino de Nava del Rey, provincia de Valladolid (España): «Hijo de una familia de jornaleros, también él trabajó en el campo hasta los veintiséis años. Fue detenido y encarcelado en los días de la terrible represión que sucedió al alzamiento franquista. Tras 101 días de condena a muerte, su pena fue conmutada por la de cárcel. Salió indultado en 1944. Ángel Piedras era hermano de mi abuelo, fusilado en Cáceres en enero de 1938. Su testimonio tiene que ver decisivamente con mi interés y mi dedicación a la historia. Este pequeño ensayo, primera piedra de un trabajo más amplio, es ante todo una prueba de mi admiración y agradecimiento hacia él», Pedro Piedras Monroy, op. cit., pág. 143.

Nava del Rey fue una de las localidades donde más atroz fue la saña de la represión durante y después de la Guerra Civil Española. Fue asesinada buena parte de la corporación municipal, con el alcalde Cirilo Moro a la cabeza, y una larga lista de vecinas y vecinos del pueblo, cuyo nombre y circunstancia de la muerte da en sus cuadernos Ángel Piedras.

Coda: Joan Fuster repitió públicamente en diversas ocasiones que él no se consideraba nacionalista. Emilio García Gómez comenzó su discurso, en el homenaje que la Facultad de Filosofía y Letras dispensó al recién fallecido José Ortega y Gasset, con las palabras: «yo, que soy un liberal…».

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Sobre la libertad de crear en la era de las naciones

Al no ser un estado, no tengo
fronteras fijas, ni un ejército que vele noche
y día por la vida de sus soldados. Y no hay
una línea coloreada que haya impreso
un general lleno de polvo
en los márgenes de sus victorias.
Al no ser un poder legislativo,
un parlamento dudoso que, erróneamente,
recibe el nombre de cámara de diputados. Al no ser
parte del pueblo elegido ni tampoco
alcalde de una ciudad árabe.
Nadie se me acercará
con la infundada hipótesis de que soy, un suponer,
un anarquista sin padre que escupe
para aclarar que le revuelven
las fiestas patrias del pueblo.
Se regocijan encima de las tumbas de sus antepasados.
Al no ser fatalista ni miembro
de una organización subterránea que edifique iglesias,
mezquitas ni sinagogas en el corazón de los niños.
Que se inmolarán por supuesto en glorioso martirio.
Al no ser adjudicatario de excavaciones
o tratante de polvo, ni fabricante de lápidas
que lustre los monumentos a la gloria de los muertos.
Al no tener gobierno propio, con o sin
primer ministro, ni presidente que encabece
mi frente. Puedo, en circunstancias
atenuantes como las presentes, permitirme
en ocasiones ser una persona dotada
de cierta libertad.

Salmān Maṣālaḥa,

Nació el 4 de noviembre de 1953 en la aldea de al-Maghar, en Galilea, hijo de una familia de labriegos. En 1972 se mudó a Jerusalén, donde estudió teatro y literatura árabe en la Universidad Hebrea. Vive desde entonces en Jerusalén. Salmān Maṣālaḥa es un creador bilingüe que escribe tanto en árabe como en hebreo. Además de tres poemarios en árabe (Las canciones del pájaro verde, Jerusalén, 1979; Como la araña sin tela, Jerusalén, 1989; Maqāmāt orientales, Jerusalén, 1991), ha publicado muchos poemas en hebreo y árabe, y sus poemas han aparecido en diversas antologías. Asimismo, publica crónicas y columnas personales en periódicos israelíes, tanto en hebreo como en árabe. Su poesía se caracteriza por imágenes y estructuras que se nutren desde los clásicos árabes hasta la lengua árabe más innovadora y contemporánea. Puede tratar en su lírica temas personales existenciales, eróticos y políticos, por igual, unidos en su interior por corrientes subyacentes que el poema pone en movimiento. Junto con su obra creativa personal, se le considera uno de los más prominentes traductores del árabe al hebreo y viceversa. […] Entre las traducciones al hebreo que han sido editadas cabe señalar la novela El espino de Saḥar Khalīfa [Cactus, Tafalla (Navarra), Txalaparta Argitaletxea, traducción de Javier Barreda, 1994, ISBN: 978-84-8136-917-5] y Recuerdo para el olvido de Maḥmūd Darwīš [Memoria para el olvido: tiempo, Beirut, lugar; un día de agosto de 1982, traducción de Manuel C. Feria García, Guadarrama (Madrid), Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, 1997, ISBN: 978-84-87198-33-5]. Aparte, ha publicado una serie de traducciones al árabe de poetas célebres de todo el mundo, como por ejemplo Seamus Heaney, Wisława Szymborska, Breyten Breytenbach y otros en la revista árabe Mašārif, lo que supuso dar a conocer la obra de esos autores al público árabe. Ha participado en diversos festivales de poesía, en Jerusalén, Macedonia y Holanda, y sus poemas se han traducido a buen número de lenguas. En 1988 le fue concedida una estancia de creación en el Centro «Civitella Ranieri», dirigida a escritores, músicos y artistas de todo el mundo, a los que se le invita a dedicarse plenamente a la creación, en el marco de un castillo italiano renovado con el fin de convertirlo en residencia para artistas internacionales.

El poema leído en hebreo, en formato RAM, aquí y aquí.

[En la misma serie.]

[En la misma serie.]

« Dans l’S, à une heure d’affluence. »

Raymond Queneau, Exercices de style.

Del otro lado del espejo…

Sin más, es un supremacista catalán; es decir, intolerante, xenófobo, falso y mentiroso: catalán.

Toño Cosconquiera, «¿Por qué Heribert Barrera se manifiesta a favor de la convivencia en Cataluña si a él le repugna?», Cosconquiera: Toño Cosconquiera presto para la lucha, 8 de febrero de 2009.

Il n’y faut dire que : suprémaciste allemande ! C’est-à-dire, intollerante, xénophobe, faussière et mensongère : allemande !

Antoine Cocquerelle, « Pourquoi Angela Merkel se manifeste pour la coexistence en Europe vu qu’elle en est répugnée ? », Cocquerelle : Antoine Cocquerelle choisit ses armes, 8 de febrero de 2009.

Sin más, es una supremacista hetero; es decir, intolerante, homófoba, falsa y mentirosa: hetero.

Shan-Gay Marlène, «¿Por qué Ana Pastor se manifiesta a favor de la etimología en la cuestión del matrimonio gay si los homosexuales le repugnan?», Shan-Gay Marlène: Con la pluma por delante, 8 de febrero de 2009.

Sin más, es una supremacista judía; es decir, intolerante, maurófoba, falsa y mentirosa: judía.

Hanan Marshawi, «¿Por qué Yael Dayán se manifiesta a favor de la convivencia árabo-israelí si los árabes la repugnan?», Marshawi: Con la kufiya guerrillera, 8 de febrero de 2009 [traducido del original árabe].

Sin más, es una supremacista árabe; es decir, intolerante, antisemita, falsa y mentirosa: árabe.

Yael Yadán, «¿Por qué Hanan Ashrawi se manifiesta a favor de la convivencia árabo-israelí si los judíos la repugnan?», Dayán: Ni por un justo, ni por dos, ni por cuarenta, 8 de febrero de 2009 [traducido del original hebreo].

De este lado del espejo…

És una supremacista espanyola i prou; és a dir, intolerant, xenòfoba, falsa i mentidera: espanyola.

Toni Cucarella, «Per què Rosa Díez es manifesta a favor del bilingüisme si a ella li repugna?»,  Cucarella: Toni Cucarella en roba de batalla, 8 de febrero de 2009.

Actualización bacavesa del 4 de marzo de 2009:

Como ya van ustedes por más de doscientas visitas únicas a este apunte y vienen casi todos del mismo sitio (pillastres, que son unos pillastres; como les mola la carnaza) y viendo sus reacciones aquí y acullá, incluyendo la del padre de la criatura («un buit joc de paraules amb les meues paraules» [«un vacío juego de palabras con mis palabras»]) me tomo la libertad de ponerles unas pocas miguitas para que no se me pierdan en la argumentación, estimados garbancitos. En estas cosas creo que lo mejor es la pedagogía del ejemplo, así que tomen nota: mi reelaboración (paódica, claro) del silogismo de Toni Cucarella, silogismo formulable en los siguientes términos español = (intolerante + xenófobo + falso + mentiroso) + (ad infinitum {+ ymasallá}), es similar a la coña que le hace Magapola a ese engendro musical e ideológico que fue la canción Luca era gay, que perpetró el cantante italiano Povia en el último festival de San Remo. Es decir (y les resumo, no se me vayan a haber perdido): decir que todo español es intolerante, etc., etc., tiene tanto seso como decir que la homosexualidad es una enfermedad y que se cura. Y la justa ira del español que soy yo (ya ven ustedes por donde) sería la misma que la del homosexual que cayese, por azar, en escuchar la canción del tal Povia.

Como soy partidario de que cada palo aguante su vela, hay que admitir que el procedimiento paródico no tiene nada de original. Intenta ahijarse con el conocido procedimiento literario del mundus inversus, que en hebreo y en la Península Ibérica dio obras tan notables como La ofrenda de Judá de Judá ibn Sabbetay (1168-1225).

Luego hay alguna consideración complementaria, como sopesar la desgracia que resulta para el ordenamiento del mundo en general, y para la tranquilidad de sus habitantes en particular, que la estupidez no duela. Porque si doliese, el mismo Toni Cucarella que aplica a este escrito mío la displicente calificación de vacío juego de palabras y se permite, antes, utilizar el sintagma holocausto palestino y, después, hablar de pogroms de nacionalistas pancatalanistas valencianos en la Transición («¿Qui s’ha oblidat de les bombes, de la manipulació i els progroms instigats des dels principals mitjans de comunicació?»), estaría retorciéndose por el suelo de dolores.

Por último una coda, por seguir con los silogismos: el progrom de Cucarella es a pogrom lo que cocleta a croqueta. Una vulgar ignorancia.

Reactualización: Más enlaces para una antología orgullosamente catalana del disparate.

[En la misma serie.]

Margarita y Mikel me llamaron para hacer una travesía juntos, y yo les propuse cruzar el bosque que en la provincia de Palencia va desde Astudillo hasta los terrenos de Torquemada. Una caminata de unos 25 kilómetros.
‘¿Un bosque en Castilla?’, se extrañó Mikel. En su mente, como en la mayoría de las personas que he conocido, no cabía otro paisaje castellano que el de los escritores de la generación del 98, la pintura de Caneja o el del cine progresista español de los setenta. En Castilla podía haber álamos, álamos verticales plantados en medio de una horizontal ocre y seca, pero otro verde no había. Imposible.
‘Es un bosque de hayas y robles que cubre una zona que, en teoría, debería ser una paramera’, le respondí, y el gesto de extrañeza de Mikel se agudizó. Sus prejuicios volvían a darle problemas, como en el viaje de Extremadura.
‘De verdad, no me lo puedo imaginar’, dijo.
‘Es normal, porque nunca has vivido allí y porque nadie te ha hablado nunca del verdor de Castilla. Y sin embargo, existe. No sólo por los bosques, también por los campos de trigo o de cebada. Contra lo que muchos escritores y pintores parecen haber creído, lo amarillo no es algo consustancial al trigo o a la cebada. No son de color amarillo, sino que se ponen de color amarillo. Y antes de ponerse así, allá por mayo o junio, suelen tener un color verde brillante.

Bernardo Atxaga, Horas extras, Madrid, Alianza Editorial, 1997, págs. 33 y 34.

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Con los pies en lo verde de Castilla.

Actualización:

Frankly, when you open up your eyes and realize the edifice of ignorance that has been constructed you have no choice but to investigate further. And my experience has obviously not unique by any stretch.

[La verdad es que, cuando abres los ojos y te das cuenta de la inmensidad de la ignorancia que se ha ido acumulando, no tienes más remedio que profundizar en las investigaciones. Y por experiencia sé que no soy el único en absoluto.]

Mississippi Fred McDowell (¡ole!), On the Main Line, 19 de mayo de 2005.