«Veo un monte grande de muchos viejos zapatos,
suelas e paños rotos e viejos hatos,
e veo las tus manos llenas de garabatos:
dellos están colgadas muchas gatas e gatos».

***

Mi viaje al hebreo (y al árabe) empezó por el catalán. Creo que en catalán fue la primera vez en que fui consciente de la xenofobia, pasiva en primer lugar y, algún tiempo después, activa. Aunque es una historia que me queda por contar, y que contaré, al principio se me suponía que el interés por Alfonso de Zamora se me tenía que fundamentar en su gramática. Y la gramática es una ciencia fundamentalmente necrófila, amante morbosa de ese sueño de la razón convertido en monstruo que es la normativa. En lo que afecta al hebreo, la gramática es como una segunda piel adherida a tres mil y pico años de tradición. La tradición, claro está, es mucho más antigua que la gramática pero una forma pertinaz de aherrojar el mundo entre hebraístas, hebreos o no de nación, es ponerle puertas al campo. Quizá Alfonso de Zamora fuera también un necrófilo, puesto que no cabe ninguna duda de que fue, sobre todo, un gramático, pero, nacido en el campo como era, tuvo problemas para cerrarle las puertas y estabular al onagro del idioma. Les pondré un ejemplo que entenderán pocos, me temo. Si a uno le enseñan hebreo es más bien improbable que le avecen en una sutileza que yo aprendí, sin embargo, desde el principio de lo que me enseñaron en hebreo (la enseñanza que me impartieron en hebreo fue muy sutil). Una de los signos vocálicos (תנועות, movimientos, en realidad, igual que se dice en árabe) de los que se sirve el hebreo es la nada, al parecer. Suele llamarse shevá (aunque es más que probable que Alfonso lo pronunciara algo así como seuá). Es, ya les digo, la nada (y así se lo enseñan a uno). En inglés, que ha sido desde hace cuatrocientos años una lengua de lo más bíblica, sirve para indicar la vocal que suele llamarse neutra (que existe también en catalán, pero no en el catalán que yo aprendí). Como a falta de pan buenas son tortas y el que tiene hambre con panes sueña, los gramáticos encargados de enseñar el hebreo suelen fijarse en lo que dicen al respecto otros gramáticos, revestidos de autoridad sobrevenida por dos hechos incontrovertibles: están muertos y enterrados desde hace siglos y fueron gente de suyo sistemática. Por supuesto, esas gramáticas solo fueron un remedo de la tradición, fundamentalmente de lectura en el caso que nos ocupa, no la tradición misma (la tradición tiende, por sistema, a no ser sistemática; en este aspecto se parecen, la tradición y la vida). Y, mucho menos que la tradición misma, la gramática no es la lengua que con un espejismo de siglos quiere hacernos llegar amorosamente esa tradición que sistematizaron las gramáticas. Según los gramáticos que pueblan los predios estabulados del hebreo, sus sistemáticos, muertos y enterrados antecesores de los que todos deberíamos aprender fueron la familia que ellos suelen llamar Kimhi y que yo me permito llamar Qamhí. En mi caso, yo sigo la tradición que me interesa: la de Alfonso de Zamora. Según estos Qamhí, granadinos de origen y provenzales de avecindamiento por ineludible circunstancia de su exilio, ese shevá o seuá fantasmagórico debería pronunciarse /e/ siempre que se le suponga alguna existencia brevísima a la nada vocálica que en sí mismo sería el shevá o seuá. Así, ביד («en mano», «por mano») sería /beyad/. ביום («en día», «en el día [de]») sería /beyom/. De esta y no de otra manera me enseñaron a mí que tenía que leerlo (puesto que de leer, que no de hablar, iba la cosa).

Muchos años después de esta enseñanza y de este aprendizaje, llegué a Alfonso de Zamora y a su gramática hebrea de 1526, las Introductiones artis grammatice hebraice nunc recenter edite. En su folio B (página 13), Alfonso nos salta, sin previo aviso:

Dicen además los judíos que el seuá se pronuncia en ocasiones como la vocal i o a, si resulta que al seuá le sigue inmediatamente una yod con cualquier otro punto vocal, por lo que se pronuncia como la vocal i: ביד biiad, «en la mano», y ביום biion, «en el día».

En este brevísimo pasaje hay dos menudencias (¿podría hablarse de un «pasaje seuá» siguiendo la definición de seuá como «vocal de duración doblemente breve» y, por tanto, impronunciable? –porque la primera condición de un profesor gramatical de hebreo es no pronunciar el hebreo, salvo arrimándolo a su castellano, si tal fuera su lengua primera–). La primera menudencia, claro está, es que Alfonso le lleva la contraria a los Qamhí y a toda la tradición presuntamente sefardí que los gramáticos del hebreo nos han repetido desde que los Qamhí escribieran sus obras, en la Provenza de los siglos xii y xiii: lo que es /biyad/ y /biyom/ tendría que ser /beyad/ y /beyom/, claro. Y, para colmo de insubordinación (y esta es la segunda menudencia), en la página impresa no sale /biyom/ sino /biyon/, con ene. ¿Será que al carácter impreso le faltan el hombro y la pierna (o cola) que, por el margen derecho, distinguen una <m> de una <n>? ¿O será que el castellano materno de Alfonso se aliaba con el arameo en la aversión fonológica por las emes finales? De esto último no podemos saber nada: aunque la coma no suele ir precedida de un espacio en este impreso de Alfonso, en la misma página donde sale este pasaje hay alguna ocasión en que la coma sí está precedida de un espacio. Así pues, el componedor (¿Rodrigo de la Torre?; Alfonso tiene el detalle de presentárnoslo y de elogiárnoslo al final de la gramática), ¿sería un hebreo converso arameizante? ¿O pronunciarían así los judíos sefardíes de antes de 1492, en Zamora o Alcalá?

Por el impresor Rodrigo de la Torre, artesano recto y fiel, entendido en el arte de corregir las letras e imprimirlas más que cualquiera de los que se hallan en el reino de España.

Tradujo el mismo breve pasaje Federico Pérez Castro entre 1944 y 1950:

Por mano de nuestro impresor Rodrigo de la Torre, artesano recto y acreditado, y conocedor del oficio, fueron compuestas las letras; y sus tipos fueron lo mejor de todo lo que se encontró en el reino de España.

Es precisamente la traducción otro de esos aspectos de ponerse a investigar sobre Alfonso de Zamora que no se me suponían al principio pero que ha acabado siendo una dedicación principal ahora que, espero, se acerca el final de esta contienda con el silencio acumulado de los siglos y la dislexia consuetudinaria de varias generaciones de intérpretes.

Si gustara de las metáforas más de la cuenta, quizá diría que la traducción es una amante traicionera. En realidad, por seguir por la misma senda equívoca de las metáforas, suele ocurrir como con las amantes: el problema suele ser provenir de la impericia de la segunda parte contratante más que de la naturaleza casquivana de la primera parte contratante del festejo amoroso, la traducción en el caso que nos ocupa. Un caso curioso, estrictamente personal (una trivialidad, una menudencia, un detalle nimio) me ocurre a mí desde hace tiempo con una canción, probablemente menor, epigonal, trivial, metafóricamente banal –qué duda cabe– de Joan Manuel Serrat. Vaya usted a saber por qué (quizá porque junto con la xenofobia, aprender catalán supuso iniciarse en la xenofilia) siempre me ha resultado uno de esos apoyos que uno necesita para ir viviendo la vida, sin eficacia pero con cariño. El otro día, por circunstancias de importancia vital que ahora no vienen al caso, me vi en el brete de tener que traducir la canción de la que hablamos, del catalán original a mi español de nacimiento. «Lenguas próximas», suelen llamarlas. Lo que es verdad. Todas las lenguas son la misma lengua, y siempre ha sido así y siempre lo será, como sabemos desde que un suizo ginebrino lo enunciara en la misma institución parisina, la Escuela Práctica de Altos Estudios, a la que yo llegué hará cinco años y pico, sin saber dos cosas hoy de vital (de nuevo) importancia: que no muy lejos de esa casa de estudios enfáticos proseguían su vida, discretos para mi percepción distraída, dos personas fundamentales ahora en mi vida, Alfonso de Zamora (en forma de apéndice incorrupto y manuscrito en la Biblioteca Nacional de Francia) y N. El orden es cronológico, por su aparición (no, no llegué a París para tratar de Alfonso ni para tratar a N.) que no por su relevancia. La cronología es, en ocasiones, tan precisa como falaz.

Pero yo les hablaba de una canción en catalán. Se llama La rosa roja de l’adéu, como si dijéramos La rosa roja del adiós, y siempre he sido incapaz de traducirla, así que nos tendremos que conformar, como ocurrió el otro día, con «declararla», como se decía en español no hace tanto:


La llarga nit de l’hivern
s’ha encès quan de sotamà
el roser ha fet una rosa
més vermella que la sang.

La larga noche del invierno / se ha encendido cuando, de trasmano, / el rosal saca una rosa / que es más roja que la sangre.

Darrer sospir de l’estiu.
Penyora de la bonança.
Ocell que ha caigut del niu.

Postrer suspiro estival. / Fianza de la bonanza. / Pájaro que cayó del nido.

Festeja amb un raig de sol
arrecerada a un xiprer;
¿fas tard o véns massa d’hora,
meravellós malentès?

Novia de un rayo de sol, / al resguardo de un ciprés; / ¿llegas tarde o es que vienes muy pronto, / espléndido malentendido?

Nascuda contra corrent
desafiant les gelades
i plantant-li cara al vent.

Nacida contra corriente / desafiando las heladas / y plantándole cara al viento.

Com una flor de paper
no escoltaràs el zum-zum
de les abelles xuclant-te
ni escamparàs cap perfum.

Como una flor de papel / no escucharás el zumbido / de las abejas que te beban / ni exhalarás tu perfume.

Mai no et regalarà el sol
la son de les migdiades
ni els capvespres de juliol.

Nunca te regalará el sol / el descanso de las siestas / ni los anocheceres de julio.

Però abans no t’escanyin
les impacients mans de l’hivern
la tarda et mira i s’alegra,
es detura i es sorprèn

Pero antes que te ahoguen / las manos impacientes del invierno / te mira la tarde, y se alegra, / se detiene y se sorprende.

amb una petita i breu
-talment la flor dels teus llavis-
rosa roja de l’adéu.

con una pequeña y breve / –tal que fuera la flor de tus labios– / rosa roja del adiós.

Sí, ya lo sé, no me lo digan: de una banalidad insufrible esta traducción propuesta. Si tuviera que volver a pensarla, que no lo haré, quizá se me ocurriría otra «declaración» para la penyora de la bonança que me ha dejado siempre transido de dudas y emoción al escucharla. Quizá, solo quizá, más que la reducción coja de fianza de la bonanza por esa penyora de la bonança, diría hoy, si me preguntaran, «empeño de bienandanza», fiándome a las ocasiones propicias en que suele redundar la polisemia.

***

«Aquellos garabatos son las mis arterías,
los gatos e las gatas son muchas almas mías,
que yo tengo trabadas; mis pies tienen sangrías
en pos ellas andando las noches e los días».

Libro de buen amor del Arcipreste de Hita.

En fin, ya termino. Si de algo me ha servido, incapaz de decir si le servirá a alguien más, esta investigación sobre Alfonso de Zamora pero, sobre todo, respecto de sus circunstancias, es para estremecerme casi a cada paso por la xenofobia inherente que esconde cada momento de incomprensión. De nada sirve decir que todas las lenguas son la misma lengua si, casi a cada paso, en los recodos de la incomprensión se refugia la sierpe de la violencia. Y eso, también y ahora que me doy cuenta –nunca es tarde si la enmienda es buena– también se lo debo a N.

Bueno, hasta aquí hemos llegado de momento porque me tengo que tomar un receso hasta mediados de febrero, quizá antes. Mientras, cuídenseme, no olviden deslumbrarse como si fueran compañeros de viaje del conde Arnaldos del romancero («yo no digo mi canción sino a quien conmigo va») y procuren propiciar que el año nuevo sea, ya que tal vez no próspero, al menos feliz.

בוא נפזר את מסך הערפל
בוא נעמוד באור ולא בצל
כי עד מתי נמשיך לברוח
אל משחקים של כוח
מותר לך לבכות לפעמים
כשמשהו נשבר בך בפנים

¡Ven! Vamos a disipar la sombra de la duda
¡Ven! Vamos a quedarnos donde haya luz, sin tinieblas
Porque, ¿hasta cuándo vamos a seguir huyendo
hacia esos juegos de fuerza?
A veces puedes llorar
cuando hay algo que se te rompe por dentro

ספר לי קצת על רגעי הפחד
זה קל הרבה יותר לפחד ביחד

Dime algo de cuando tienes miedo
Resulta mucho menos difícil si se tiene miedo juntos

וכשרוחות קרות יסערו בחוץ
אשלח בך אש חמה
יום אחד אולי תפסיק לרוץ
בין הצללים
בנשמה

Y cuando se conciten huracanes helados ahí fuera
Te mandaré un fuego cálido que te alcance dentro
Un día, quizá, solo hará falta correr
Entre las sombras
En el alma

אולי בנשמה יש אור
יש שם משהו גדול

Quizá en el alma hay luz
Haya una cosa grande

בוא נפזר את מסך הערפל
בוא נעמוד באור ולא בצל
עד מתי נמשיך לברוח
אל משחקים של כוח
מותר לך לרעוד לפעמים
כשמשהו נפלא קורה בפנים

¡Ven! Vamos a disipar la sombra de la duda
¡Ven! Vamos a quedarnos donde haya luz, sin tinieblas
¿Hasta cuándo vamos a seguir huyendo
hacia esos juegos de fuerza?
A veces puedes estremecerte
cuando hay algo maravilloso te sucede por dentro

ספר לי קצת על רגעי האושר
עד שיעלה עלינו הבוקר

Dime algo de cuando eres feliz
Hasta que nos amanezca la mañana

וכשרוחות קרות יסערו בחוץ
אשלח בך אש חמה
יום אחד אולי תפסיק לרוץ
בין הצללים
בנשמה

Y cuando se conciten huracanes helados ahí fuera
Te mandaré un fuego cálido que te alcance dentro
Un día, quizá, solo hará falta correr
Entre las sombras
En el alma

אוי אוי מתוך הנשמה
עד שיעלה

Sí, sí, del alma hasta que sobrevenga…

ספר לי קצת על רגעי הפחד
קל הרבה יותר לפחד ביחד

Dime algo de cuando tienes miedo
Resulta mucho menos difícil si se tiene miedo juntos