abril 2010


Sur son carnet de fouilles, d’une écriture soignée, l’archéologue a noté:

« La salle semble être une bibliothèque carrée, aux murs étrangement recouverts de grands livres ouverts aux pages noires, écrites de caractères dorés, tantôt larges et majuscules, ailleurs fins et serrés. On ne sait si la lecture doit se faire globalement d’un livre à l’autre, chaque texte visible n’étant que la partie d’une longue et énigmatique sentence, ou au contraire si chaque volume constitue un tout indépendant. Une exploration plus systématique des livres calcinés permettra de répondre à cette question ».

Un volume attire d’abord, qui s’intitule LIVRE DES NOMS DES PEUPLES DISPARUS et qui présente l’étrange particularité de ne comporter, sur chacune de ses pages noires, qu’un seul ou quelques grands mots en belles et hautes lettres d’or, comme autant d’îles inconnues sur ces pages sombres.

AUSÉENS
ACRIDOPHAGES
ADYRMACHIDES
NAMASONS
MASSAGÈTES
SPERMOPHAGES
MONOSCELES
GERRES
LABYRINTHIENS

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Desplazado por un tiempo a los confines del norte (no tanto tan al norte como nos hubiera gustado, pero hay imponderables volcánicos que las razones aeroportuarias no entienden), me atraen con buenas artes a una exposición, de esas que algunos llamarían «magnas», en el Louvre: «Santa Rusia: el arte ruso de los orígenes a Pedro ‘El Grande’». Me llaman la atención varias cosas: que la escritura de una carta solicitando ayuda financiera remitida por la comunidad de los judíos de Kiev a sus correligionarios de El Cairo sea de tipo paleográfico oriental, y me pregunto, sin respuesta, si alguien se ha interesado, además de Wexler, en los modos de transmisión de las disciplinas del judaísmo (la escritura del hebreo, por ejemplo) entre jazares y otros pueblos «conversos a judíos». Tiene relación, de momento en ningún otro sitio que no sea en mi cabeza, con una obviedad que me hizo ver el otro día Judith: que probablemente Alfonso había aprendido a escribir en hebreo con los géneros que llaman los modernos cursivo y semicursivo y en el tipo sefar[a]dí (y en casa, añado yo: con su padre «Juan», quizá), pero que a hacer letras cuadradas lo mismo se había «aprendido» él solo. Y al hilo de los trabajos de Maria Luisa Agati (Giovanni Onorio da Maglie copista greco (1534-1563), Supplemento XX al «Bollettino dei Classici Lincei», Roma, 2001) y Giuseppe De Gregorio (Il copista greco Manouel Malaxos. Studio biografico e paleografico-codicologico, La littera antiqua, vol. viii, Ciudad del Vaticano, Escuela Vaticana de Paleografía, Diplomática y Archivística, 1991) me preguntó si no habría aprendido a escribir «cuadradas» ‘tipográficas’, en los libros.

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Enric González (añádase esto y esto), ahora corresponsal de El País en Jerusalén, ha abierto blog sobre aquella ciudad y sus aledaños. Razonaba:

En este espacio se habla de Oriente Próximo. De asuntos israelíes y palestinos, principalmente. La idea consiste en abordar un conflicto largo y trágico desde un punto de vista oblicuo y a ras de tierra, sin más tremendismo que el estrictamente necesario y, de ser posible, ni siquiera ese. Se intentará hablar en voz baja. Pero los invitados, por supuesto, pueden gritar cuanto quieran.

En los comentarios de su segunda entrada (apenas), una firma «Moisés» se enfanga en la lírica de la que hablábamos el otro día (apenas):

[Y]o he visto en aquella tierra a árabes palestinos poner a sus hijos delante de ellos para protegerse de balas en enfrentamientos cruzados. […] Aún estoy esperando ver un judío que haga lo mismo, pero sé que no ocurrirá jamás, porque el judío valora la vida mientras que el musulmán valora la muerte y el cielo con decenas de vírgenes que esperan a sus «mártires».

Quede apuntando a beneficio de inventario: como recordatorio de lo delicado de la exégesis de las fuentes históricas (¿serían las crónicas de antaño como simples «Moisés» de hogaño? ¿Cuánto tiempo les hace falta a los «testimonios coetáneos» de los «Moisés» para convertirse en «fuente histórica»?) y como recordatorio de la fértil imaginación de nuestros recuerdos. Son como esos burros de gitanos en los edificios de protección oficial españoles: siempre hay un burro amarrado en una terraza de una vivienda de protección oficial española en los recuerdos de quienes no son gitanos. Yo lo he visto, me dicen, al burro lo habían subido por las escaleras y lo habían ‘aparcado’ en la terraza. Lo ven siempre con sus propios ojos. Como el «Moisés» del comentario: no es que, remedando al poeta, haya visto y haya creído. Es que primero creía; luego ya se preocuparía de ver. Siempre acaban viendo más que yo: soy un miope con más tendencia al pesado inventario que a promover inventos. Aunque nunca se sabe: hay que andarse con ojo. Con uno mismo, sobre todo.

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Je sens que ce pays te doit une émotivité moins défiante et des yeux autres que ceux à travers lesquels il considérait toutes choses auparavant.

Siento que este país te te debe una emotividad menos desafiante y unos ojos distintos a los que le servían antaño para juzgarlo todo.

René Char, Lettera amorosa, 1953 (¿1928?)

Casi sin dudarlo no es el mejor de sus libros. Tampoco el peor (¿cuál será el peor?). Pero ocurre que a veces lo que nos gusta es enemigo de lo mejor (pasa a menudo, según me comentan). Es como unas cervezas en un garito con amigos a media tarde (de primavera o verano): no es tanto la cosa como la circunstancia.

En el caso concreto que nos ocupa, lo primero es la sorpresa porque, por una vez (creo que es la única vez) deja ver un acendrado sentimentalismo al escribir. Se le ve (vamos, se le lee) como un niño con zapatos nuevos o, mejor dicho, como un niño glotoncete delante del escaparate de una pastelería que no termina de acabarse. Así que, en realidad, que me guste tanto ese libro concreto que no es (ni modo) el mejor de sus libros ha de deberse con a que comparto con él sus vicios habituales: la gastronomía, por ejemplo. Seguramente también la sicalipsis, pero él es de una discreción ejemplar en ese aspecto (o lo es mi memoria de leerlo, tal vez). Se emociona, por ejemplo, con el café:

Ara, en l’altre extrem del repàs hi ha, en aquest país, un element que mereix les més grans lloances i davant del qual hom s’ha de descobrir. És el cafè. A Itàlia es fa el millor cafè d’Europa. La península és perfumada de bon cafè, de dalt a baix.

Sobre esto, al otro extremo del menú, hay, en este país, un elemento que merece las mayores alabanzas y ante el que uno ha de descubrirse. Es el café. En Italia se hace el mejor café de Europa. La península está perfumada de buen café, de arriba abajo.

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« Dels pecats del piu, Nostre Senyor se’n riu »
De los pecados del pijo Nuestro Señor no dice ni pío
Refrán valenciano

I have examined only the five earliest codices of Trinity sentences (MSS 1224–1228). They encompass, with great gaps, the years from 1564 to 1603, with the bulk of the documents falling between 1580–1582. In these materials out of about 550 sentences, many against more than one defendant, I have been able to identify a total of thirteen involving Christians suspected of apostasy to Judaism, of Jewish converts to Christianity suspected of returning to their former faith, and of Jews accused of occult practices.106 That pious considerations were not necessarily paramount in these changes in religion is illustrated blatantly by the trial of the Spanish Catholic Christophoro Perpignano of Valencia, who was circumcised and apostatized to the Jewish faith.

He consultado solo los cinco códices más antiguos de sentencias del Trinity College [de Dublín] (manuscritos 1224 a 1228). Comprenden, con grandes lagunas, el periodo de 1564 a 1603, aunque el grueso de la documentación abarca de 1580 a 1582. Entre este material, de un total de unas 550 sentencias, muchas contra sobre más de un acusado, he podido identificar trece que tratan de cristianos sospechosos de haber apostadado al judaísmo, de judíos conversos al cristianismo sospechosos de haber vuelto a su antigua fe y de judíos acusados de prácticas ocultas.106 Consideraciones piadosas de tal naturaleza no representaban por fuerza la motivación principal de estos cambios de religión, como ilustra de forma evidente el juicio a un español católico, Cristoforo Perpignano de Valencia [¿Cristòfor Perpinyà?], que fue circuncidado y que se había convertido a la fe judía.

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En este loco mundo universitario de hogaño y antaño, tan cerca siempre de las partes pudendas de una anónima aunque citadísima Bernarda, no sabe uno nunca si va a terminar dentro o fuera del citado mundo aunque resulte constatable lo fuera del mundo que se quedan los que se quedan dentro del mundo universitario (dicho sea sin ánimo de ofender). Como de barbas del vecino puestas a remojar ando sobrado, de vez en cuando conviene aprender los oficios que puede uno desempeñar en la vida tras dejar de ser académico, siguiendo el ejemplo de los hómines antecessores de uno. De Isaac Pallache, por ejemplo:

Ma un fiero colpo alla famiglia lo infligge Isaac, la figura forse più avventurosa della prosapia, che, prima docente all’Università di Leyda, nel 1631 abiura per convertirsi al protestantesimo, quindi tronca la carriera universitaria per lanciarsi nel contrabbando di armi a favore del marabutto Sidi Ali ben Musa, uno dei più grandi nemici del sultano ash-Shaykh: la sua posizione politica, i suoi interessi e le sue scelte si separano così da quelli della sua famiglia, fedele servitrice del sultano, la quale perciò lo esclude dall’asse ereditario e lo trascina in tribunale. Imbarcatosi su una nave della Compagnia delle Indie orientali, raggiunge il Brasile, gettandosi nell’avventura coloniale che gli olandesi hanno avviato dal 1630 con grande successo, grazie proprio all’aiuto dei mercanti ebrei di Amsterdam. Fa ritorno nel 1640.

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A reserva de imperiosas consideraciones de seguridad, las personas protegidas que estén en territorio ocupado podrán recibir los envíos individuales de socorros que se les remitan.

IV Convención de Ginebra del 12 de agosto de 1949 relativo a la protección debida a las personas civiles en tiempo de guerra, art. 62.iv (Sección iii: «Territorios ocupados»).

¿Tienen ustedes noticia del reciente descubrimiento del asesinato, por parte de soldados estadounidenses, de un fotógrafo de prensa y su conductor en Iraq en 2007? De la nota que ha escrito Íñigo Sáenz de Ugarte en Guerra eterna me llamó la atención una frase:

Posteriormente, aparecen soldados norteamericanos en la zona y descubren que hay dos niños entre los heridos. En la transmisión, se oye: «Bueno, es culpa de ellos si llevan a los niños a los combates». «Exacto», responde otro.

O, en el original:

«Well it’s their fault for bringing their kids into a battle.»

«That’s right.»

(minutos 17:46 y 17:48 de la grabación, respectivamente).

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–Y allá en España, quando un muchacho sale de la Escuela, como no ha deprendido, ni leÿdo por otros libros que el de Celestina, y otros tales, sabe muy bien de que manera a de enamorar una moça, y como la ha de embiar el alcahueta, armar de noche la escala a la ventana, para escalar su casa, y honra, y finalmente que palabras le dira, para se la robar, y dexarla deshonrada. Veis aquí el provecho que saca de lo uno, y el fruto que se sigue de lo otro.

Andrés: Y en la lengua hebrayca no ay tales historias?

Obadías: Nunca ubo, ny avra, quien tan atrevido sea, que las palabras de la lengua santa emplea en tales locuras, y vanidades.

Anónimo, Diálogos entre dos hermanos, Obadía ben Israel y Andrés Antonio, sobre la falsedad de los Evangelios y verdad de la ley de Mosseh, primera y segunda partes, manuscrito Amsterdam, Bibliotheek Ets Haim-Livraria Montezinos, HS47 C14, en depósito permanente en la Biblioteca Nacional de Israel, Jerusalén, folios 243 y 244 (¿recto? ¿verso?);

citado en Kenneth Brown, “A seventeenth-century Sephardic reader’s negative evaluation of Celestina”, Celestinesca, vol. xviii, n.º 2, págs. 151-154 [152].

Llevaba un tiempo preocupado (miren ustedes qué preocupación más tonta) por poner algún ejemplo de lo pernicioso de cualquier fetichismo (salvo del consentido entre adultos con plena aquiescencia de todas las partes).

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7 de abril

—Lamento decirle que mi muestrario de ofertas es muy reducido. No dispongo de esa clase de infamias. Para su ambición le puedo proporcionar este destino: ir a un país desconocido, no hacer nada y cobrar mucho dinero. No hacer nada pero dejar hacer. Y también informar. […]

6 de noviembre

Miro la montañita de los apuntes y sé que no tienen destino. En la vida de todo hombre normal y maduro hay siempre una mujer lejana. Por la geografía o los días. Nunca volveré a ver a mi lejana. Si vive, pisa un punto de la tierra ignorado por mi. Y si llegara a producirse el milagro, ya marchito, del reencuentro, tampoco te ofrecería mis apuntes como lectura. Tal vez, Lejana, te mostrara el montón de hojas como una avergonzada y lastimosa prueba de que yo estuve viviendo en tu ausencia.

Juan Carlos Onetti, Cuando ya no importe (1993).

«Motorino mirror», foto de Antmoose, 6 de junio de 2005 (Via del Pellegrino, Roma).