οἱ δ᾽ ἐν ταῖς πολιτικαῖς ἀρχαῖς πολλὰ πρὸς ἐπήρειαν καὶ χάριν εἰώθασι πράττειν.

En política, por el contrario, la corrupción y el favor ejercen muy poderosamente un funesto influjo.

Aristóteles, Política, libro iii, capítulo xi, § 5 (¿traducción española a partir de la francesa?).

(inspirado por el Homo bonus peritus dicendi de Jaume)

Atardecer

«Atardecer», foto de Luz A. Villa («Flowery *L*u*z*a*»), 1 de enero de 2007.

Si lo llegamos a decir antes:

Prenafeta fue, y supongo que sigue siendo, uno de esos patriotas del mando. Iniciaron el proceso de construcción de una nación, Cataluña, pero supieron repartir los papeles. A los fieles, los seguidores, la tropa, les correspondía el fervor y el sentimiento. Ellos, los padres fundadores, cargaron con el peso de la realidad. Ya saben, el peso de la materia: un territorio, para recalificar; un presupuesto, para repartir entre los amigos […]

no lo llegamos a decir mejor:

Fa 10 anys que el Macià Alavedra i el Lluís Prenafeta són els meus amics. Fa 10 anys que els estimo i que he après d’ells l’amor per aquest país i la lluita per defensar-lo. Eren els meus amics fa 10 anys, han estat els meus amics tot aquest temps i són els meus amics ara que els han detingut i ho seran per sempre. Em sento orgullós d’ells i m’honoro amb la seva amistat. No sé de què els acusa Grazón. […] I també sé que la pitjor gravetat de les acusacions que se’ls imputen és una anècdota al costat del gran servei que tots 2 han rendit a la nació. Lluís Prenafeta i Macià Alavedra són 2 homes generosos i d’honor, i que si han fet de més o de menys per continuar contribuint a la resistència nacional em sembla molt bé i tindran sempre el meu reconeixement, el meu agraïment i la meva amistat. Si fóssim un país normal tindríem un recurs clar per a cada necessitat. Però en un país ocupat i atracat com Catalunya els equilibris que cal fer no sempre són de bon gust, i sempre hi ha qui s’embruta les mans perquè no te les hagis d’embrutar tu. Si ara li fem el joc a Espanya i ens rendim a la seva propaganda, després no podrem reclamar un país que ja no existirà perquè rèiem i un cop més ens equivocàvem d’enemic mentre ens escarnien i ens humiliaven. […] Alavedra i Prenafeta són 2 patriotes, 2 soldats. Espanya no és ningú per venir a jutjar-nos. […] Som el que defensem i una nació mor quan ja no queda ningú per defensar-la.

Hace 10 años que Macià Alavedra y Lluís Prenafeta son amigos míos. Hace 10 años que los quiero y que he aprendido de ellos el amor por este país y la lucha por defenderlo. Eran mis amigos hace 10 años, ha sido mis amigos todo este tiempo y son mis amigos ahora que los han detenido y lo serán para siempre. Me siento orgulloso de ellos y me honro con su amistad. No sé de qué los acusa Grazón (sic) […] Y también sé que la peor gravedad de las acusaciones que se les imputan es una anécdota al lado del gran servicio que ambos han rendido a la nación. Lluís Prenafeta y Macià Alavedra son 2 hombres generosos y de honor, y que si han hecho de más o de menos para continuar contribuyendo a la resistencia nacional me parece muy bien y tendrán siempre mi reconocimiento, mi agradecimiento y mi amistad. Si fuésemos un país normal, tendríamos un recurso claro para cada necesidad. Pero en un país ocupado y atracado como Cataluña los equilibrios que hay que hacer no siempre son de buen gusto, y siempre hay quien se ensucia las manos para que no tengas que ensuciártelas tú. Si ahora le hacemos el juego a España y nos rendimos a su propaganda, luego no podremos reclamar un país que ya no existirá porque nos reíamos y una vez más nos equivocábamos de enemigo mientras nos vejaban y nos humillaban. […] Alavedra y Prenafeta son 2 patriotas, 2 soldados. Espapña no es nadie para venir a juzgarnos. […] Somos lo que defendemos y una nación muere cuando ya no queda nadie para defenderla.

Salvador Sostres, «Orgullós dels meus amics» (‘Orgulloso de mis amigos’), Avui, 28 de octubre de 2009, pág. 46 (con personalísima ortografía de los cardinales incluida).

No me miren así. Federico Jiménez Losantos y César Vidal Manzanares (por cierto, hebraísta, corto de vista y gordo, como yo: lo que demuestra que el orden de criterios altera afortunadamente el producto) tienen una secreta logia de rendidos admiradores, de Barcelona a Xàtiva, de Campos en Mallorca a la Roma de Urgell, y vuelta a empezar.

¿De Campos en Mallorca? De mi archivo personal:

A propòsit, sabeu si en els Països Catalans es fabriquen hòsties? Perquè bona seria que les haguéssim d’importar d’Espanya. Jo, cristià catòlic practicant, no podria mai combregar amb una hòstia carpetovetònica.

A propósito, ¿sabéis si en los Países Catalanes se fabrican hostias? Porque estaría bueno que las tuviésemos que importar de España. Yo, cristiano católico practicante, no podría comulgar nunca con una hostia carpetovetónica.

¿De la Roma de Urgell? Del mismo archivo chiripitifláutico:

Els madrilenys no suporten que algú els consideri ocupants i no vulgui formar part del que ells anomenen “nación española”.

Los madrileños no soportan que alguien los considere ocupantes y no quiera formar parte de lo que ellos llaman «nación española».

Debe de ser eso, sí. La natural fachenda madrileña y su excrecencia nacional española, tan difícil de entender para los naturales de ese paraíso del diálogo, el consenso y la democracia que es Cataluña, conocido en la intimidad fusteriana por «Países Catalanes» (con mayúscula):

Mentre Catalunya -que estima el diàleg i el pacte- fa de la paraula el valor més preuat de la seva identitat, Espanya exigeix sotmetiment a la seva voluntat. La naturalesa espanyola -només cal mirar-ne la història- va plena d’episodis com el del 23-F, perquè es tracta d’una naturalesa amb un enorme complex d’inferioritat que, per tal de reafirmar-se, necessita basar les relacions en paràmetres de dominador i de dominat.

Mientras Cataluña –que aprecia el diálogo y el pacto– convierte la palabra en el valor más preciado de su identidad, España exige sometimiento a su voluntad. La naturaleza española (solo hace falta mirar su historia) está llena de episodios como el 23-F, porque se trata de una naturaleza con un enorme complejo de inferioridad que, para reafirmarse, necesita basar sus relaciones en parámetros de dominador y de dominado.

El día que les dé por rematarlo saldrá sin duda un país casi tan divertido como Israel. Yo, de momento, prefiero el que ya existe e ir viendo si se puede ir mejorándolo. Pero, sobre todo, no exageremos: el énfasis nos ha perdido frecuentemente a los indígenas.