No se preocupen, ya se lo pongo para que lo entiendan: Las necesidades del mundo son tantas y tan recias que el que fuere discreto no se espante de cosa que vea ni faltas que las gentes hayan, de no poder cumplir sus palabras. Palabrita de Alfonso de Zamora. Del que acabo de descubrir, por cierto, un colofoncillo fechado en Toledo en 1536 en el que justifica la quema de los libros judíos. No gana uno para disgustos.
Como les iba yo a hacer sufrir viendo a ver si descifraban estos letrajos (con lo que yo he sufrido). Y qué sería de este chiringuito sin la parroquia: como si no supiéramos que para la marcha de verdad hace falta tener un público.
septiembre 30, 2010 at 1:53 am
¿Los Perurim no se sumaron a la huelga general?
septiembre 30, 2010 at 1:53 am
El día que cobren por publicar, puede.
septiembre 30, 2010 at 11:01 am
Como tenía la puerta del despacho abierta se ha producido un escándalo más que regular con el guitarreo de «la marcha de verdad».
Por cierto, lo de tiempos recios lo tenía yo asociado a los preliminares del éxtasis.
septiembre 30, 2010 at 8:32 pm
los preliminares del éxtasis?
septiembre 30, 2010 at 8:58 pm
Eso pasa, Ángel, por andar instruyéndose en horas de despacho, ¡zascandil! Por lo demás, me astoras. Incluso me sublimeyas. Ni te cuento cómo se quedaría Alfonso de Zamora.
septiembre 30, 2010 at 8:58 pm
Pregunta a Ángel, Marieta.
noviembre 25, 2010 at 12:35 am
[…] de mayor envergadura, me han dejado, a veces, compungido e incluso desesperado. Son tiempos hoy, como ayer lo fueron, oscuros. Pero hasta en tiempos oscuros puede encontrarse, entre el conglomerado de las gentes de […]