Escrit a la manera de Salom
Alçarà a poc a poc el meu dolor
la bona casa en els dies de l’erm?
Un petit foc que m’allunyi remences,
un llum mirat per la cansada nit.Ulls des del fred esguarden amb fixesa,
prims llavis diuen tots els noms de la mort
i m’empresonen en una lenta cançó.
Com obriré camins al meu retorn?Passos i temps em guien a la pau,
i crido amb antic mot el meu desig.
Però sentir només, sense comprendre,
no em salvarà del vell furor del vent.
Escrito a la manera de Salom: ¿Alzará poco a poco mi dolor / la buena casa de los días del yermo? / Un débil fuego que me aleje temores, / un candil mirado por la noche cansada. / Con fijeza los ojos miran desde el frío, / delgados labios dicen los nombres de la muerte / y me aprisionan en una canción lenta. / ¿Cómo abriré caminos para regreso? / Pasos y tiempos me guían a la paz, / y con palabra antigua grito mi deseo. / Pero sólo sentir, sin comprender, / no me salvará del viejo furor del viento.
Salvador Espriu i Castelló, del libro El caminant i el mur, 1954 (traducción de Andrés Sánchez Robayna y Ramon Pinyol Balasch).
…
«Surcos» es una parte del documental Perfiles, dirigido por Véred Kurlender, sobre distintas mujeres de las comunidades judías de Madrid,
una de las comunidades más pequeñas de Europa. Tiene algo de Kibutz, en el sentido en que todo el mundo se conoce. Pero al mismo tiempo, en Madrid están presentes todas y cada una de las situaciones y contradicciones de las comunidades judías de la diáspora de todo el mundo. Lo religioso frente a lo cultural, lo social frente a lo individual, lo público y lo privado. Y todo en acción.
La historia de esta película se cuenta aquí.
enero 29, 2010 at 10:14 am
Me han hecho llorar los pastelitos para el nuncio, a estas horas de la mañana y en el trabajo…, gracias.
enero 29, 2010 at 10:16 am
La película parece hermosa, ojalá que la pasen por aquí. Un dato que te quería decir desde el otro día. Rosenzweig escribe «La estrella de la Redención» cuando está en las trincheras durante la primera guerra mundial y la envía en forma de carta postal a su esposa, ya de regreso arma la obra y el sistema. Rosenzweig, que no tenía un temple de valiente, no estaba en las trincheras, su puesto en la guerra era vigilar si veía venir al enemigo y avisar – por eso pudo reflexionar a sus anchas. Bueno, lo que quería decirte es que Rosenzweig era un judío asimilado, a punto de convertirse al cristianismo, como su primo Eugen Rosenstock (esa correspondencia es maravillosa), hasta que fue a la guerra, ahí conoció a judíos sefaradís, sobre todo de Yugoslavia, ellos lo introdujeron a los textos hebreos, y a ellos les debemos «La estrella». Un abrazo.
enero 29, 2010 at 11:36 am
Maria: Ya me suponía yo que te iba a coger floja.
Miriam: No creo que la den por ahí. Incluso en Madrid es complicado conseguirla y no parece que haya tenido mucha distribución. Muchas gracias por lo de Rosenzweig. Salvo por el detalle de que no estuviera en un puesto de combate, conocía la historia (aunque no recordaba lo de que se había encontrado con sefardíes). Como te decía en otra parte, Rosenzweig fue el primer autor que traté en unas clases (casi) privadas de filosofía contemporánea (añadían «judía» pero no era más que una tapadera para que colara en el plan de estudios) en Mánchester, hace unos años. Recuerdo que me dejó tan marcado (incluido el episodio de la «conversión» el que iba a haber sido su último Kippur judío) que cuando me tocó un essay para criticar la filosofía de Rosenzweig, no sabía qué escribir. ¿Cómo le iba a criticar? Luego conocí a Levinas y me quedé más boquiabierto. Si cabe.
Abrazo, abrazo.