Leyendo el último post del blog Aguas internacionales de Ramón Lobo en El País no he podido dejar de señalarle un par de cosas:

«Anoche soñé que un tanque derribaba las paredes de mi casa, entraba en mi dormitorio y me hablaba del Holocausto. ¡Parecía totalmente real!»

El Roto, que cada día disecciona la realidad desde sus viñetas con más acierto que periodistas, analistas y políticos, publicó el 5 de julio una que provocó la protesta del embajador de Israel en España, Victor Harel, muy atento siempre a todo lo que se publica en España. […]

Las tesis del embajador han provocado la respuesta de Kurt Brainin desde Buenos Aires titulada Judíos y palestinos: comparación falaz. Es el punto de vista de un judío, cuya familia fue masacrada en el Holocausto y que rechaza su utilización para justificar políticas actuales que nada tienen que ver con el extermino de seis millones de judíos durante el nazismo. […]

Sería interesante conocer opiniones de los lectores.

Me he tomado la libertad de concitar el interés de Ramón Lobo (es el undécimo comentario que, según escribo este post, es el primero por orden de aparición):

Sin duda. Sería asimismo interesante comprobar los datos antes de publicar análisis. La viñeta, como la carta de Víctor Harel, es de hace cuatro años. Por supuesto, en la carta de Víctor Harel no hay la más mínima referencia a «los judíos «su derecho a un Estado-nación propio» y dice «Israel para los judíos y Palestina para los palestinos»» porque habla[ba] de otra cosa. La carta de Kurt Brainin responde a una carta de Raphael Schultz, embajador de España en Israel desde hace ya algún tiempo en sustitución, precisamente, de Victor Harel. La carta de Schultz respondía a un artículo de Luz Gómez García, quien, a su vez, respondió a la carta de Schultz con otra carta al director. Recorrer este camino desde 2006 hasta 2010 me ha llevado menos de cinco minuto y lo he recorrido, exclusivamente, a través del archivo del periódico en que trabaja y escribe Ramón Lobo. Puestos a ser elegantes, hubiera sido deseable que Lobo enmarcara la carta de Brainin: transcribiéndola como la transcribe da idea de que es parte de su texto y, por tanto, de que Lobo es judío (?) y ha perdido a la mitad de su familia en el Holocausto (??). Un poco de maquetación no hace daño nadie.

El 11 de junio de 2009, en su blog personal, Ramón Lobo afirmaba: «Cuando no importa la vida humana, la de un animal puede resultar una insignificancia. Ése es el error, la reconstrucción ética, como el periodismo, empieza por los detalles».

Sí, Lobo, ese Lobo.

Ha muerto Javier Ortiz.

(Y yo volveré en un par de días).